Un río, una palangana y las estrellas.

Hoy ha amanecido todo nevado, gracias a Dios que sólo han caido dos dedos. Se puede caminar sin problema y está todo aún más bonito.
Son las 5.30 de la mañana y como está despejado vamos a ir a ver la salida del sol enfrente del Everest. Esto es increible. Hace frío y como Kalam de ha olvidado las gafas de sol y el resplandor de la nieve le molesta, nos bajamos a desayunar. Dos huevos fritos bien hechos con tostadas.
Mi barba ya me molesta y llevo varios días sin ducharme y si hay algo que no llevo bien es sentir la cabeza sucia. Ayer cuando vi la cara que pusieron cuando dije que si la ducha funcionaba bien con agua caliente, desistí. Lo entendí todo perfectamente cuando cenamos todos juntos alrededor de una pequena estufa con un sólo tronco. Aquí la leña es muy muy cara. De repente me preguntaron si en España la calefacción es igual y no supe que contestar.
Bueno volviendo al tema anterior, mi cabeza. Pregunto si me pueden dejar algo de agua caliente para afeitarme y lavarme la cabeza, no hay problema y consigo una palangana con agua caliente y otra con agua fría. Me voy afuera con ellas y a pecho descubierto, os recuerdo que está todo nevado empiezo a afeitarme. Que bien me encuentro, no tengo espuma de afeitar y tira bastante, pienso que ya que estamos porqué no pedir una navaja o cuchillo y afeitarme con los antiguos vaqueros, lo pienso mejor y desisto. Más adelante me lavo la cabeza, Dios que maravilla.
Finalmente tras despedirnos de la familia empezamos a caminar, por fin se ha terminado el día de la marmota, está todo nevado, hace un día espectacular y el paisaje es el más bonito de todos los días. Un poco más adelante empezamos a subir por un sitio con mucha mucha inclinación, al principio no me gusta nada (tengo un poco de vértigo) pero cuando me tranquilizo un poco empiezo a darme cuenta de donde estoy. Seguimos por un camino en subida bastante suave hasta que llegamos a un alto y las vistas son espectaculares.
Nos tomamos un par de tés, hago mil fotos y vídeos y empezamos a bajar. Bajamos por un bosque lleno de árboles de todos los tamaños, sí a 4000 m. de altura, hasta el final del valle, es decir muchos metros, hemos parado unas 10 veces para ver el paisaje y tomarnos un sandwich. Tras más de una hora de bajada ahora nos toca subir, tenemos más de dos horas de subida, muy muy despacio, se nota la falta de oxígeno. Toda la subida está llena de cascadas de hielo, todo tipo de árboles e incluso algunos animales y por supuesto más montañas. He visto muchas montañas en mi vida, pero no como estas. Al final llegamos a Dole, nuestro lodge es el más bonito, las paredes de las habitaciones son exactamente iguales a las que construyo el primero de los tres cerditos, no tienen más de 2 cm. de espesor, pero te asomas a la ventana y no te lo puedes creer. ¿Cuánto costaría en Europa un hotel con esas vistas?
¿Hay cuarto de baño en la habitación? pues no, ni fuera de el tampoco, hay una taza por planta y para que querer más. La ducha a cubos en la calle.
En el hotel estamos un matrimonio austriaco (encantadores), tres neozelandeses que vienen por separado, dos koreanos, un sudafricano, una tailandesa, nuestros guías y porteadores nepalies y yo. Todos somos amigos.
Tras la cena salgo afuera con mi frontal, hace frío, lo apago y miro el cielo. Hacía mucho tiempo que no miraba las estrellas, ya me lo aviso alguien muy especial hace poco tiempo y me doy cuenta que hay algunas estrellas que se encuentran en el mismo sitio que cuando las miraba en casa, solo que estas hoy brillan más o eso creo. Estoy un buen rato, pasa una estrella fugaz y pido un deseo. Parece que mañana hará buen día.
Me voy a la cama, me meto en el saco que me ha dejado Antonio y escucho el ruido del río que pasa junto al hotel. Las ventanas son de juguete y pienso en abrilas, total hace el mismo frío que fuera y así hago. Hoy ha sido un día maravilloso, tan sólo pienso que me hubiera gustado que gente a la que realmente quiero hubiera visto lo que yo.
Es como si el río estuviera dentro de mi habitación.

Santiago.

2 comentarios sobre “Un río, una palangana y las estrellas.”

  1. Hola:
    Leí tu primera parte y esperaba con ganas la segunda, bueno y las fotos también que me encantaron. Indi,Nepal, y toda esa zona la tengo pendiente espero que no tarde mucho en poderlo hacer pero mientras me conformo con las fotos que enviais los que váis por allí. Esperaré la tercera parte. Un saludo.

  2. Te sigo en tu viaje. Nunca he estado en Nepal, pero ya siento el crujir de la nieve bajo los pies, tu vértigo, la satisfacción al final de una subida, la casita del primer cerdito, la compañia de extraños tan cercanos en otro mundo. La soledad bajo un cielo estrellado. El rumor del rio entre un sueño reparador… No nos dejes colgad@s y sigue guiandonos en este viaje. Gracias.

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